Sociedad Espeleológica y Barranquista ESCAR
El club Escar agrupa a espeleólogos y barranquistas asturianos, y está adscrito a la Federación d'Espeleoloxía del Principáu d'Asturies. Este blog es nuestro principal canal de comunicación, el medio en que divulgamos nuestras exploraciones y actividades. Bienvenidos. Afayaivos. Aḥayádevos.
viernes, 1 de septiembre de 2023
Invernera bajo tierra
domingo, 6 de agosto de 2023
Otoño espeleológico
Lo prometido es deuda, así que proseguimos con la crónica de las exploraciones realizadas en 2022. Si en la anterior entrada narrábamos las actividades del verano, hoy toca turno a las desarrolladas en el otoño. Como de costumbre sólo nos referiremos a las salidas de exploración y topografía en nuestras zonas de trabajo, sin entrar a comentar otras salidas de espeleo de tipo deportivo o formativo (que también las ha habido).
27 de septiembre:
Clara y Pablo regresamos a La Llera en una salida en horario vespertino y de menor duración de lo habitual, lo que nos decidió a encaminarnos a la Cueva la Boriza —que habíamos localizado y explorado someramente con Carmen unas semanas atrás— y emprender su topografía. Teníamos algunas referencias de la cueva, y sabíamos que en la anterior visita no habíamos dado con el paso que debía comunicar con las otras bocas con que cuenta esta modesta red. Esta vez, con más calma que en la anterior ocasión, fuimos revisando los distintos vericuetos de la cueva mientras avanzábamos con la topografía.
La cueva cuenta con una galería de entrada amplia, con viejas formaciones y varios ramales, a cuyo fondo un resalte ascendente y un paso estrecho enmarcado entre concreciones da lugar a un cruce de galerías. Desde aquí un ramal regresa a la galería de entrada, y otros dos, mediante sendas estrecheces, acaban conduciendo a una sala amplia con algunos bloques. Esta sala asciende hacia el sureste hasta alcanzar el exterior mediante dos pequeñas bocas, y presenta además una chimenea en su centro que también comunica con el exterior. Hacia el oeste progresa estrechándose, hasta convertirse en gatera, y tras un corto trecho conduce igualmente al exterior a través de otra boca.
Habiendo explorado la cueva por completo, y habiéndola topografiado en su mayor parte (255 m de desarrollo), emprendimos el regreso. Como ya presentíamos tras la primera visita, parece que esta cavidad fósil no tiene relación con la Galería Pilar de la Cueva de Ḥoulagua.
12 de octubre:
Una vez más, Clara y Pablo regresamos a La Llera; en esta ocasión al Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín. Entramos por Torca las Matas y nos fuimos a la zona de la Buhardilla, con intención de topografiar lo que quedaba por aquel sector y recuperar una cuerda que teníamos allí y que pretendíamos llevarnos para ir a revisar la Barbería en busca de un paso hacia las galerías post-sifón. Pero al final en la Buhardilla quedaba pendiente más de lo que pensábamos, y finalmente no llegamos a la Barbería; los planes están para cambiarlos, ¿o no?
En cualquier caso, se concluyó la topo de todo aquel sector (dejando sólo pendiente alguna posible desobstrucción) así como de los ramales que quedaban en la zona previa a la chimenea por la que se accede la Buhardilla, donde aún manteníamos varias incógnitas. Sin duda, el sector norte de Torca las Matas ha resultado ser una de las zonas más complejas y enrevesadas de toda esta red. Concluimos el día con poco más de un centenar de metros de topo, bien arrastrados. Y con ellos, ahora sí, hemos superado los 6 km de desarrollo en el Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín, que queda en 6101 m. Recuperamos, además, buena parte del material con el que teníamos equipada aquella parte de la cueva.
De nuevo a La Llera, en esta ocasión Carmen y Pablo. Dado que el disto se niega a funcionar como es debido, decidimos abordar la revisión de una cavidad que aún no habíamos visitado y a la que un servidor tenía muchas ganas: la Torca LL-15. Íbamos bastante cortos de material, aunque dadas las características de las cavidades de La Llera tampoco nos preocupó demasiado (lo que fue un error, como se verá).
Instalamos el pozo de entrada, de 9 m, y nos llevamos la primera sorpresa: el cadáver de una cabra en descomposición. Fedía bastante, pero aún así decidimos continuar. En el fondo del pozo, un estrecho ojal nos lleva a una segunda vertical, más estrecha y menos profunda que la primera. Abajo una galería de escaso desarrollo. Volvemos al segundo pozo y ganamos una ventana a un par de metros sobre el suelo. Un corto pasaje meandriforme y llegamos a un tercer pozo para el que ya no tenemos cuerda. Barajamos las opciones y decidimos regresar a los coches a por más cuerda. Así pues, salimos por encima de la cabra muerta, y un rato después volvimos a cruzar por encima de ella de nuevo en descenso y conteniendo las náuseas. En fin, instalamos la tercera vertical y accedemos a una galería amplia que continúa en diversas direcciones. Primero exploraríamos una galería cómoda, muy concreccionada en su parte final. Desde ella accederíamos por un pasaje lateral a una sala amplia y de techo elevado (12-15 m) de la que a su vez parten numerosas posibles continuaciones. Por la parte alta de esta sala comunicamos con un laberinto de pequeños meandros que parecen situarse muy cerca de la superficie, a juzgar por las corrientes de aire y las raíces.
En esta ocasión nos juntaríamos Clara y Pablo, con unos planes bastante abiertos. La idea principal era ir hasta la Barbería de Torca las Matas, a revisar una estrechez ventilada en busca de la conexión con la zona post-sifón. Pero de camino a Las Matas pretendíamos parar en la LLR-10 para continuar con los trabajos de desobstrucción en la estrechez sopladora en la que unos meses atrás habíamos estado trabajando Julio, Carmen y Pablo. Decidimos destinar una batería del taladro a la LLR-10, y reservar la otra batería por si la necesitábamos en la estrechez de la Barbería.
Dicho y hecho: en la Cueva LLR-10 estuvimos turnándonos con el martillo hasta que el menda probó a colarse por el agujero descendente, lográndolo no sin esfuerzo y cayendo en un mísero hueco con techo de roca madre y lecho de bloques en el que a duras penas conseguí darme la vuelta. Una grieta descendente me permitió bajar hasta otro mísero hueco con lecho de arena, del que la corriente de aire (intensa en esta ocasión) se escapa por una estrechez entre bloques que parece ofrecer continuidad del otro lado pero que necesitaría desobstrucción. Ya bastante agobiado, me pongo a atravesar la primera estrechez, ahora en ascenso, y nanay, que el cuerpo no pasa. Tuvo que pasarme Clara el taladro y darle un buen rato hasta que finalmente logré salir.
Marchamos de allí con una sensación agridulce. La corriente de aire es intensa y no nos encontramos lejos de las galerías post-sifón de Ḥoulagua y el Molín, pero una hipotética desobstrucción sería sin duda laboriosa. Recuerda mucho a lo que hace años nos sucedió con la Cueva l'Arite y el Sistema Pradón-Ḥonfría.
Una vez concluida la labor que nos habíamos propuesto, tocaba emprender el regreso. No nos apeteció cruzar otra vez con todos los bártulos las estrecheces de la Conexión del 97, y finalmente decidimos salir por la LL-11, un recorrido bastante más largo pero, también, bastante más cómodo y bonito.
Una hora después estábamos en la calle. Antes de emprender el regreso definitivo, y ya pensando en nuevas exploraciones, decidimos buscar la boca de la cercana Torca LL-03 que localizamos tras un rato de pelearnos con la maleza.
18 de noviembre:
Quien escribe estas líneas se acercó ese día hasta Torca las Matas para recoger la batería del taladro que habíamos dejado allí olvidada. Bajar el pozo de entrada, recuperar la batería, y volver a salir. Plis, plas.
Y con esto concluimos la crónica de las exploraciones desarrolladas en 2022.
A modo de resumen podemos destacar:
- La continuación de los trabajos en el Sistema Ḥoulagua-Las Matas, que finalmente se ha logrado conectar con la Cueva'l Molín, quinta boca de la red, y que alcanza los 6,1 km de desarrollo.
En próximas entradas, más.
Las fotos que ilustran este post son de Pablo Solares, Clara Zazo y Carmen Montejo. Los textos, del primero de ellos.
sábado, 29 de julio de 2023
Memoria "Peñe Villa y Llabres 2020-2021"
Como de costumbre la memoria puede consultarse, imprimirse y descargarse libremente desde Google Drive siguiendo este enlace. También quedará fijada en la columna derecha de este blog.
¡Saludos soterraños!
miércoles, 26 de julio de 2023
De la conexión del Sistema Ḥoulagua-Las Matas con la Cueva'l Molín, y otras exploraciones del pasado verano
Hace mucho que no actualizamos el blog, más de medio año, y ya entonces la crónica que narrábamos no era reciente, sino que concluía al final de la primavera de 2022 cuando, en una jornada bastante acuática, alcanzábamos los 5 km de topo en el Sistema Ḥoulagua-Las Matas. No obstante, la actividad en el club no ha cesado, como pudiera deducirse de la ausencia de publicaciones en este blog.
En esta y sucesivas entradas nos proponemos subsanar este silencio y detallar las exploraciones realizadas por el Escar desde el punto donde lo dejamos en esa última entrada. Como de costumbre, sólo reseñaremos las actividades de exploración y topografía, sin hacer referencia a otras salidas de espeleo realizadas con otros objetivos, de tipo formativo o deportivo.
Concretamente en este post nos referiremos a los trabajos desarrollados en el verano de 2022 en el karst de La Llera. Fueron pocas las salidas realizadas en ese tiempo, pero con resultados importantes, por lo que las narraremos con cierto detalle. Vamos a ello.
20 de julio:
Un mes después de la última salida a Ḥoulagua, Clara y Pablo regresamos a la misma cavidad e igualmente pertrechados con neoprenos, sacas de barrancos y bidones estancos (o no tan estancos, como se verá), y con unos objetivos aún más ambiciosos, ya que nos planteábamos atacar el extremo aguas abajo de la cueva. Entramos por la LL-11 como espeleos de secano. Ya que habíamos retirado las cuerdas del Segundo Balcón en salidas previas, pretendíamos bajar al río por el Pasaje Adaya. Así que en el acceso a este pasaje nos pusimos los neoprenos y debatimos cómo abordar la jornada; al final decidimos irnos directos a la punta aguas abajo. Dicho y hecho, todo el río por lo estrecho del Pasaje Adaya y después por la galería amplia del tramo final de río (aprovechamos para cerrar una poligonal que faltaba y mirar alguna incógnita). Hay que mencionar que el nivel del río estaba especialmente bajo; nunca antes lo habíamos visto con tan poco caudal. Tras llegar a los sifones del final de este tramo de río continuamos por el laminador que exploramos el día que hicimos la travesía con Carmen y Gonza. Y por fin llegamos a la punta de topo y al ramal que sólo Julio había mirado. Sacamos los aperos de topo, y manos a la obra.
A través de una estrechez descendente se alcanza una pequeña sala, en cuyo extremo inferior un breve conducto lleva a lo que veníamos considerando el sifón final de la cueva. Confiábamos en que en pleno estiaje el sifón se hubiera convertido en duck, y la intensa corriente de aire pronosticaba que íbamos a tener buena suerte, como en efecto sucedió. Aguas arriba sifonaba de inmediato, pero aguas abajo el conducto, de pequeñas dimensiones, permitía el paso con la cabeza fuera del agua. A los pocos metros el pasaje sifona de nuevo, pero por la izquierda una gatera ascendente permitió, tras retirar rápidamente algunas pellas de arcilla, pasar a una sala relativamente amplia, de techo bajo e inundada en su mayor parte, de cuyo extremo contrario comprobamos que arrancaba una galería, más o menos amplia, por la que circula el Calabres.
Emocionados con el descubrimiento, ya que de esta parte de la cueva no existían referencias previas, continuamos explorando y topografiando río abajo. Al principio la galería presenta algún estrechamiento y alguna badina profunda, también alguna chimenea, y después progresa por un centenar de metros con una configuración homogénea y de dimensiones cómodas. Como curiosidad, cabe mencionar que vimos algunas anguilas en esta galería. La galería finalizó en otra badina profunda, continuando como sifón bajo el nivel de las aguas.
Ahí fue cuando llegó la mala noticia del día: mi bidón estanco era ahora bidón estanque, y el móvil había muerto (y no resucitó; es por ello que no hay fotos para ilustrar la crónica de esta jornada). Por no extenderme mucho más: después de picar algo topografiamos los ejes principales de lo explorado, antes de emprender el largo regreso. Dejábamos atrás muchos descubrimientos y también muchas nuevas incógnitas para próximas salidas. Tan entusiasmados estábamos que pasamos los datos de topo al ordenador antes de despedirnos. Una jornada de espeleo de las buenas, sin duda. Una conexión buscada largos años y por fin lograda; 340 m de poligonal nueva (más lo previamente topografiado en la Cueva'l Molín) y una quinta boca a la red, el ahora Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín.
2 de agosto:
De nuevo, aprovechando que el caudal del río Calabres seguía en mínimos, preparamos toda la logística necesaria para recorrerlo aguas abajo y llegar a la galería y al lago descubierto en la salida anterior donde, como ya comentamos, encontramos el hilo-guía que los buceadores habían dejado en la década de los 90 entrando desde la Cueva'l Molín. Esta vez nos juntaríamos Carmen, Pablo y Clara, y con una cita especial, ya que el plan incluía encontrarnos a eso de las 14:00 h con dos compañeros del G.E. Gorfolí, Teca y Berto, que llegarían buceando procedentes de la Cueva'l Molín.
Los del Escar entramos por la LL-11. Bajo el Segundo Balcón alcanzamos el Calabres, y allí nos pusimos los neoprenos, comimos algo, y optamos por continuar lo más ligero posible, con sólo una saca. Recorrimos esa parte del río aguas abajo sin dificultad y llegamos al punto de encuentro unos minutos antes de que aparecieran los intrépidos buceadores. Como buenos anfitriones les mostramos esa galería y la continuación del río por donde habíamos llegado nosotros. No se animaron a bucear posibles alternativas del río, a pesar de las casi límpidas aguas que corrían entonces.
12 de agosto:
Diez días después los compañeros del Grupu d'Espeleoloxía Gorfolí regresaron a la Cueva'l Molín para levantar una nueva topografía del tramo entre sifones. Fue precisamente el club Gorfolí quien, en colaboración con el británico Cave Diving Group, había explorado inicialmente la cavidad en 1994.
16 de agosto:
Alentados por los descubrimientos de las últimas jornadas, y aún con un severo estiaje en los ríos de la zona, planeamos una nueva salida a Ḥoulagua. En principio los mismos, Clara, Carmen y Pablo. Aunque Carmen curraba por la mañana, y entraría a cavidad más tarde. Eso complicaba la logística, y aunque había ganas de volver a las galerías finales de la red, decidimos finalmente cambiar de planes y atacar la Galería Pilar, una galería activa que figuraba en las topografías previas de la cavidad (tanto la de los Glayos como la del CADE) pero que los del Escar aún no habíamos visitado. Conocíamos, eso sí, su acceso: un pequeño pocete próximo a la boca de Ḥoulagua. Y sabíamos que contaba con curso activo, así que por si las moscas junto con el equipo de vertical nos echamos los neoprenos a la saca. En un primer "turno" Clara y Pablo instalamos el pozo de acceso (que a la postre se podría haber destrepado, pero quedó mejor así) y realizamos un primer reconocimiento del sector. Tras superar el pocete de acceso, una estrecha gatera descendente y una pequeña sala, se conecta con una modesta galería que progresa tanto al norte como al sur. Al norte está concreccionada y cierra tras unas decenas de metros, trecho que topografiamos. Al sur, tras superar una serie de gateras, se alcanza una galería más amplia por la que circula un río, la Galería Pilar propiamente dicha. Tiene corto recorrido. Aguas abajo concluye en un sifón. Aguas arriba comunica con una sala inundada, en la que el agua mana de otro sifón. Observamos alguna posibilidad de progresión, pero ninguna cómoda: estrecheces con barro, chimeneas... Como habíamos quedado con Carmen, dejamos los bártulos y deshicimos el camino, saliendo por el túnel del Calabres. Una vez reunidos los tres, comimos algo rápido, y volvimos a entrar a la cueva.
En el segundo "turno" topografiamos lo que había quedado pendiente por la mañana, y además se abordaron algunas de las incógnitas. Primeramente unas chimeneas arcillosas sobre el sifón aguas abajo, que no condujeron a ninguna parte. Después Carmen se curró una trepada, también arcillosa, para ganar una ventana sobre el sifón aguas arriba. Ganada la ventana, nos encontramos en una sala superior con un par de gateras sin continuidad, y con un pozo de unos 5 m (lo trepado anteriormente) cuya base inundada supone el otro lado del sifón. No llegamos a bajar el pozo; se hacía tarde, íbamos ya cortos de material y habíamos dejado atrás los neoprenos, que finalmente no habíamos empleado. Pero la sensación era que la cueva continuaba a través de un meandro inundado. Es difícil aseverarlo, pues el meandro daba un quiebro en su inicio, pero habrá que volver a comprobarlo; en cualquier caso este by-pass al sifón a través de la ventana no aparece representado en anteriores topografías, lo cual nos da esperanza de que ofrezca continuidad. Sea como fuere, otra buena jornada de espeleo. Con lo topografiado en estas últimas salidas el Sistema Ḥoulagua-Matas-Molín roza los 6 km de desarrollo.
Mencionaremos de pasada que aunque en descripciones previas se identifica el activo de la Galería Pilar con el río Calabres, diversos indicios nos llevan a pensar que en realidad se trata de un afluente y no del propio Calabres; el tiempo y las nuevas exploraciones lo dirán.
1 de septiembre:
Una vez más nos juntamos Clara, Carmen y Pablo con intención de pegarle otro ataque a La Llera. Carmen también curraba por la mañana, pero esta vez decidimos comenzar la actividad después de comer, empezando los tres juntos, y prolongarla más allá de la hora habitual. El planteamiento inicial era volver a las galerías finales de Ḥoulagua, pues aunque había llovido algo en los últimos días no parecía que se hubiesen incrementado los caudales en los ríos; no queríamos posponerlo, pues una vez que empezasen las lluvias del otoño el paso a esas galerías se sifonaría, seguramente hasta el próximo verano. Sin embargo, a última hora un fallo en la carga del disto, junto a la previsión de precipitaciones, nos decidieron a cambiar de planes, por lo que finalmente realizaríamos una actividad distinta de lo inicialmente planeado.
En primer lugar nos encaminamos a la Cueva de Ḥousanchi, una de las pocas cavidades relevantes de La Llera que aún no conocíamos (aunque teníamos numerosas referencias sobre ella). Revisamos los diferentes pasajes hasta llegar al imponente derrumbe producido durante la excavación del túnel del Calabres. Aunque no llevábamos equipo de vertical, montamos cuerda a un natural y, no sin dificultad, bajamos hasta el techo encofrado del túnel. Revisamos someramente también la LL-51, igualmente conectada con el gran derrumbe.
Tras esto emprendimos el regreso definitivo hacia los coches, dando por finalizada una entretenida jornada. Mencionar que el nivel del agua en el sifón inicial de Ḥoulagua estaba especialmente alto; quizás, a pesar de las ganas, fue un acierto no encaminarnos a las galerías acuáticas del final.
Y con esto concluimos la crónica de las salidas de exploración realizadas en el verano de 2022. Pocas, pero fructíferas.
En próximas publicaciones, más. Prometido.
domingo, 18 de diciembre de 2022
Exploraciones primaverales
¡Aḥayádevos, cueveros!
Continuamos con la crónica de las exploraciones en nuestras zonas de trabajo. Repasamos en este caso las efectuadas durante la pasada primavera. Una temporada de intensa actividad, principalmente en el karst de La Llera, en Llanes, pero también con un par de salidas a nuestra zona de Onís y algún trabajo en Covazones. Como de costumbre, se reseñan sólo las salidas en las que se han desarrollado labores de exploración y/o topografía. Quedan otras varias en el tintero de cariz más deportivo, o fotográfico, etc. que harían demasiado extensa esta entrada.
23 de marzo:
Ya en nuestro destino, entramos por las Matas y nos fuimos directos hacia la Conexión del 97 y la cabecera del segundo pozo. El primer objetivo era mirar las incógnitas de la galería que prosigue por encima del pozo. Y hubo suerte; de hecho sólo quitamos dos incógnitas porque las dos tiraban. La primera hacia arriba, por encima de la gran columna a la que está anclada la cuerda: comunica con una galería paralela a la anterior que prosigue corto trecho a derecha e izquierda, además de una trepada larga en chimenea que se curró Gonza y que se tornó impenetrable. La otra incógnita era un pozo-rampa más allá del instalado con cuerda, con el que acaba comunicando casi en la base -de hecho el descenso por aquí es más sencillo y el destrepe no requiere cuerda- y que dispone de algún otro ramalillo. En total en esta parte 120 m de topo.
Comimos en la cabecera del segundo pozo y después tiramos hasta el Paso de los Anchotes -donde ya se pasa con comodidad- y la galería del río, donde teníamos el segundo objetivo: continuar por el laminador arenoso que da la continuidad aguas abajo por encima de los sifones. Por aquí la cueva tira y está ventilada. Hay pasajes a dos niveles, que exploramos y topografiamos, además de poder retomar el nivel inferior por donde circula el activo, lo que requerirá neopreno. Otros 80 m de topo en este lado.
Y tras esto dimos el trabajo por terminado, y recorrimos desde aquí hasta la LL-11, por la que salimos.
Una jornada de las buenas. Y el sistema cada vez más complejo. La topo en 4332 m.
25 de marzo:
5 de abril:
7 de abril:
14 de abril:
Anotar que antes del segundo pozo de la travesía, visitaron la prolongación de la Galería inferior de Torca las Matas, revisando una incógnita que a la postre sería un pozo-rampa sobre una amplia galería inferior. No lo descendieron pensando que sería un punto de conexión con la galería del río. Sin embargo, más tarde, al revisar la topografía en casa, Pablo Vera se daría cuenta de que no podía tratarse de la zona activa por donde circula el río, y que debían haber localizado el acceso a una nueva galería; otra incógnita a desvelar en próximas salidas.
21 de abril:
2 de mayo:
12 de mayo:
20 de mayo:
Visitamos los ejes principales de la cueva, se practicó instalación y progresión, y abordamos la escalada. Primero un tramo corto hasta una amplia repisa inclinada, y un segundo tramo hasta alcanzar la ventana que daba inicio al meandro. Desde aquí parecía que la chimenea principal progresaba por la izquierda, mientras que el meandro se iba por la derecha, por donde continuamos en ascenso trepando algún resalte hasta alcanzar el techo del conducto. Arriba la continuidad la ofrece una modesta galería de escaso desarrollo. Nos quedaba mirar la que parecía la chimenea principal, y montar un pasamanos por el techo del meando parecía la mejor opción, pero se nos acababa el material y ya se iba haciendo tarde, así que decidimos dejarlo para otra ocasión. Dejamos equipada la escalada, y salimos desinstalando el resto.
26 de mayo:
Por una vez, y sin que sirva de precedente, los del Escar hemos completado el trabajo en una cavidad de cierta relevancia. Ya era hora de ir cerrando algún frente. La Cueva de Pruneda, cavidad notable en varios aspectos, se queda con 1143 m de desarrollo, y -76 m de profundidad.
29 de mayo:
10 de junio:
16 de junio:
20 de junio:
¡Saludos soterraños!